Hoy en día, más de veinte centros especializados ofrecen sus servicios en Pamplona. (Fotos: cedidas)
Hace una década, las mujeres lucían sus manicuras creadas con esmaltes tradicionales durante apenas una semana. Los salones de belleza trabajaban con materiales básicos y paletas de colores reducidas, sin poder asegurar la duración de los resultados. Sin embargo, los avances técnicos (lámparas LED, pulidoras o rodillos) y los nuevos productos diseñados han revolucionado el sector abriendo el camino a las uñas semipermanentes, acrílicas, de gel o de fibra de vidrio. Esta evolución ha provocado que arreglarse las uñas en un salón haya dejado de ser una visita puntual para convertirse en un servicio profesional cada vez más demandado a lo largo de todo el año.
Pamplona también está viviendo el ‘boom’ de este mercado. Hoy, más de veinte centros especializados ofrecen sus servicios solo en el centro de la capital navarra. Las uñas ovaladas, almendradas, stiletto o el nail art son algunas de las numerosas posibilidades que existen a la hora de hacerse la manicura. Esta variedad ha permitido la convivencia de distintos competidores dentro de un mismo sector.
Así lo atestigua Luz Méndez, dueña de las franquicias de Hello Nails en Navarra: «Hay mercado para todos. Existen clientas a las que les apetece estar dos horas en el salón, y otras que aprovechan la hora de comer para hacérsela. Es un sector que puede asumir todas las preferencias».
Méndez conoció esta marca catalana gracias a su hija, que cuando viajaba a Barcelona solía reservar cita en un local de la firma. La probó y, hace un año y medio, decidió abrir un primer establecimiento franquiciado en el número 6 de la calle Francisco Bergamín: «Hoy en día, muchas mujeres no tienen tiempo para los tratamientos de belleza largos. Encontré en esta marca la rapidez y el precio económico que buscaba. Así que me lancé».
El salón, que generó más de una docena de empleos, atiende a cerca de ochenta mujeres al día. Además, los productos que utiliza son «de fabricación propia y certificados a nivel europeo». Este formato representa un modelo de negocio habitual en este sector y permite seguir la estela, en cuanto a productos, diseño o materiales, de otros centros ya existentes.
Pero en la capital navarra también otros locales que centran su actividad en ofrecer un servicio rápido y económico. «Al final, hay mucha oferta y la gente decide dónde hacerse las uñas. Por 15 euros no podemos brindar lo mismo que alguien que cobra cuarenta. Igual no es un proceso tan delicado, pero cada uno compite con algo», detalla Andrés Xiong, que desde hace dos años administra VI Nails 2 en el portal 22 de la calle Felipe Gorriti. En verano, cinco empleadas se turnan para cubrir las doce horas que permanece operativo el centro. Y, en invierno, se reducen a dos debido a la variación de la demanda.
Además, este emprendedor también dirige la tienda VI Nails 1 de Madrid desde hace una década. Eso le ha permitido observar el «boom» del negocio a nivel nacional: «En la zona de Carlos III, nadie se atrevía a emprender. Nosotros detectamos un nicho de mercado y, desde entonces, no ha parado de crecer. Éramos conscientes de que había mucha competencia, por lo que decidimos apostar por dar el mejor trato».
La atención personalizada es otro enfoque por el que muchos apuestan. Este es el caso de Cidi Torres Obando, que lleva quince años en la ciudad. «Cada día abren más centros de trabajo rápido. Pero nosotros ofrecemos un servicio de una hora para una semipermanente, por lo que cambia mucho la forma de trabajar o la calidad de los productos. Intentamos conocer a la persona más allá de sus uñas», subraya. Su estudio, antes situado en el Centro Comercial Avenida entre las calles García Castañón y San Ignacio, se trasladó hace tres años al número 32 del paseo de Sarasate. Lugar donde, junto con otra empleada, atiende a unas dieciséis clientes por día.
UN MERCADO EN AUGE
La demanda ha crecido y, a su vez, evolucionado. “Ha cambiado el concepto de la manicura. Antes se pedían colores mucho más neutros y ahora se apuesta por tonos vistosos o decoraciones», añade Torres. Además, considera que el sector ha avanzado mucho, ya que los nuevos productos y dispositivos se han modernizado: «Eso nos permite agilizar bastante el proceso y asegurar la duración del resultado. Lo hace más asequible para los clientes». En este sentido, Méndez afirma no haber notado la «temporada baja». Es más, asegura que nunca le sobra personal.
Sin embargo, Torres advierte de la necesidad de reforzar los controles sanitarios para evitar malas prácticas profesionales. «Hemos notado que cada vez hay más mujeres con las uñas estropeadas o resecas, que tienen la parte ungueal quemada o con agujeros por el mal uso de las herramientas. Pero el hecho de que cada vez haya más oferta acerca el servicio a la gente y fomenta ver uñas arregladas. La manicura se ha incorporado en la rutina de las consumidoras», defiende.
En esta pujante tendencia, las redes sociales han jugado un papel fundamental. «Han potenciado mucho este fenómeno. En cualquier revista, serie o incluso en los Juegos Olímpicos, las chicas van con las uñas hechas. De tanto verlo, si no las llevamos pintadas, parecen desarregladas», remarca la profesional afincada en el paseo de Sarasate.
Méndez, por su parte, corrobora el auge del sector, al que llegó «en el momento perfecto del despegue». El éxito de Hello Nails se materializó en extensas listas de espera, lo que propició la reciente apertura de un segundo local de la franquicia en el número 24 de la avenida Bayona. «No nos planteábamos expandirnos tan rápido, pero la demanda era tan grande que nos animamos», incide la empresaria. De hecho, no descarta continuar con la expansión de la franquicia en el futuro.
